Triste, ausente, llena de miedos y llantos, así es la poesía negra, desgarradora de momentos que todos pasamos, malos, odiados, socavones en la vida de cada uno, donde caemos en un abismo largo y profundo donde no vemos fondo, aunque al final salgamos y quede ese sabor amargo, ácido que el tiempo sólo puede disfrazar pero nunca borrar.
Dedicaré unas cuantas poesías a esos momentos, cuando hace unos cuantos años traspasé uno de esos agujeros negros, donde no tenía sentido nada, sólo había incertidumbre y tinieblas en los meses que anduve sobre la desesperación y el odio a la humanidad. Aunque un día descubres que la vida se merece una segunda oportunidad y renaces como el ave fénix, de entre las cenizas y comienzas un camino hacia el olvido.
Dedicaré unas cuantas poesías a esos momentos, cuando hace unos cuantos años traspasé uno de esos agujeros negros, donde no tenía sentido nada, sólo había incertidumbre y tinieblas en los meses que anduve sobre la desesperación y el odio a la humanidad. Aunque un día descubres que la vida se merece una segunda oportunidad y renaces como el ave fénix, de entre las cenizas y comienzas un camino hacia el olvido.
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ABISMO
Caen las horas, los días, las semanas,
como mazas que pesan sobre el alma,
cegando la mirada,
y vuelvo a la ventana,
más no llega esa esperanza.
Pasan los meses
y con ellos la vida,
rota de agonía muda,
pienso en la muerte.
Nuestras miradas se cruzan,
nuestros ánimos también,
palabras mudas me ahogan,
preguntas sin responder.
Siguen pasando los días,
como las hojas de un libro,
todas de blanco desfilan,
sin el final aún escrito.
Llegará, se que llegará,
y me da miedo pensarlo,
que vivimos siempre un sueño,
del que un día despertamos.
Quizás hoy, o mañana,
o pasado, llamarán,
para rompernos la vida,
o para dejarnos volar.
Caen las horas, los días, las semanas,
como mazas que pesan sobre el alma,
cegando la mirada,
y vuelvo a la ventana,
más no llega esa esperanza.
Pasan los meses
y con ellos la vida,
rota de agonía muda,
pienso en la muerte.
Nuestras miradas se cruzan,
nuestros ánimos también,
palabras mudas me ahogan,
preguntas sin responder.
Siguen pasando los días,
como las hojas de un libro,
todas de blanco desfilan,
sin el final aún escrito.
Llegará, se que llegará,
y me da miedo pensarlo,
que vivimos siempre un sueño,
del que un día despertamos.
Quizás hoy, o mañana,
o pasado, llamarán,
para rompernos la vida,
o para dejarnos volar.