LA DAMA Y EL MARINERO
Brillaba su mirada bajo el cielo,
caminaba en silencio,
la acariciaba el viento.
Fue hundiendo sus pisadas en la arena,
chocando las olas muertas,
sobre su piel morena.
Mira la fina línea
que separa el cielo y mar.
Marinero que marchaste
y olvidaste regresar.
La bella dama te aguarda
y tú nunca volverás.
La luz del faro ahuyenta
por momentos su penar,
imagina entre las sombras,
a su valiente llegar.
No estés triste amada mía,
que ahora vivo bajo el mar.
Jamás olvidé tu sonrisa,
ni tu rostro de cristal.
EL último aliento fue tuyo,
un resplandor me lo trajo,
tus labios rozaron los míos,
y las aguas me abrazaron.
No tienes ya que esperarme
el barco no volverá,
mi vida quedó en la mar,
y allí he de regresar.
Entre la fría bruma,
el marinero marchó.
La dama quedó llorando,
a quien se llevó su amor.
Bajo la infinita noche,
arropada por luceros,
se adentró en las tibias aguas,
y se durmió bajo el cielo.
Si las estrellan hablaran,
entre ellas los oirías,
felices junto a la luna,
ya sin ninguna penuria.
Hoy caminan unidos,
sobre las constelaciones,
la mar unió sus penares,
y no volvió a separarles.
Hola Printova:
ResponderEliminarRealmente preciosa la poesía de dos almas que vuelven a caminar juntas.
Besos Tessa
El mar, como símbolo de la inmensidad del amor que vive más allá de la muerte... un texto que siendo poesía es a la vez un relato, también lo sentí como una canción, quizás el oleaje del sentimiento que mece, a veces con furia, a veces quietamente.
ResponderEliminarMe reconfortan tus palabras en mi blog y espero podamos aprender la una de la otra.
Besos!